domingo, 22 de abril de 2012

¿CUÁNDO UNA AGACHADITA EN "EL PULPITO"?


Llegó la hora de los sabores, de los colores y de los olores, un plato extravagante, unas mezclas incomparables, y como dice la señora Rosa: Sírvase a pasar a degustar un exquisito potaje del Perú ¡hay espacio! ¡Está fresco! ¡Tiene un buen precio! …No necesitan pagar por publicidad, su llamado a la clientela es espectacular.


El famosísimo combinado de 7 sabores recopila las delicias de nuestra gastronomía peruana, ¿Quién imaginaría que en un solo plato encontrarías tanta variedad? Chanfainita, ceviche, tallarín rojo, huancaína, chicharrón, cancha y choclo, es todo lo que contiene este platillo, que a primera vista simula ser una mixtura desagradable.
Al llegar al mercado de la Av. Angélica Gamarra sentarse en las bancas de un pequeño puesto de comida  es indispensable. Para los comensales no es un problema el ruido de la gente, los camiones que botan tierra en sus caras, eso es lo de menos, todo vale por ese exquisito potaje de 7 sabores.

“El Pulpito” es una de esos tantos puestos, en donde comer agachadito es una regla, la señora Rosa es quién sirve los platos de s/3.00, s/4.00 y para lo más adinerados de s/5.00, el señor Juan, quien sin a ver estudiado administración lleva las cuentas en el negocio y por último un viejito que para rondando a los comensales, ¡que mozo ni ocho cuartos! , el señor Felipe te atiende mejor que un restaurante 5 tenedores, te alcanza los cubiertos, te pone las servilletas y supervisa que te sientas a gusto en su establecimiento.

¡Señora por favor 2 combinados de s/3.00 con bastante jugo de ceviche! Parecía ser un plato muy pequeño, pero el temor de comer en la calle no te permitía pedir un plato más grande, pues te imaginabas las peores desgracias. Para el que no está acostumbrado, ese plato era símbolo de terror, pero solo bastaba con probar una cucharada y fin de la historia terrorífica, no pararías de comer hasta el último bocado. La rica chicha morada de 0.70 céntimos el vaso no perdía papel protagónico, bien heladita y dulcecita era un buen acompañante para esta gama de sabores peruanos.

Los clientes de doña Rosa ¡Qué rico comían! Unos ya caseritos simplemente se sentaban y automáticamente aparecía su plato que sería devorado en cuestión de minutos, para otros era tanto el gusto que se olvidaban de la cuchara para tomar el chilcano, a pico de plato nomás, y otros llegan con sus familias y de un plato comen tres, o de dos platos comen cinco.

Aquí la idea es comer bien taipá y con un precio justo para el bolsillo peruano, y para eso están los expertos, que con s/3.70 te dejan más que satisfecho.


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